lunes, 7 de abril de 2008


LA CONCENTRACIÓN.


Ese día me desperté temprano con la firme intención de ir a una marcha programada desde Parque del Este hasta la sede de PDVSA ubicada en Chuao, Caracas. Esta era en defensa de los trabajadores de esa empresa y del derecho de todos los venezolanos a vivir en paz.

Como vivo en Charallave, una ciudad satélite a la capital, salí como a las 6 a.m. de mi casa a encontrarme con uno de mis hermanos y con mi padre para dirigirnos a la concentración. En el peaje de Hoyo de la Puerta, había efectivos militares deteniendo a unidades que iban a la concentración; para beneficio mió no paraban a las unidades de transporte que prestaban su ruta, sino a aquellas alquiladas sólo para transportar manifestantes.

Llegué a Caracas; lastimosamente mi hermano tenía algunas cosas que hacer y no se quedó junto a nosotros, pero de igual modo mi padre y yo nos dirigimos a Parque del Este; por lo temprano que llegamos fuimos testigos de excepción de cómo la calle vacía se convertía en un mar de gente que tenía un objetivo en común, “la defensa de un país, de las leyes, de la democracia y de los valores de una Venezuela” que por más que durante 40 años fue pisoteada, se sentía traicionada una vez más.

Lo más impresionante era ver que la gente, ese día sonreía de ver la cantidad de personas que se acompañaban en sus sentimientos, del colorido de la marcha, que como siempre, era un mar bañado con los colores de nuestro tricolor.

La marcha que comenzaría en Parque del Este ya no comenzaba allí, sino en Altamira y hasta más allá de los Dos Caminos, pues la gente era demasiada para el poco espacio que ofrecía la Av. Francisco de Miranda en esa zona acordada.

A las 10 a.m. aproximadamente empezamos a movernos. Recuerdo especialmente la imagen que ofrecía la bajada al distribuidor Altamira, creo fue allí donde nos dimos cuenta de la dimensión de esa marcha, fue allí donde comenzó una petición de dirigirnos al Palacio de Miraflores, ese clamor comenzó por una broma como siempre entre los Venezolanos, pero cuando vimos los muchos que éramos se convirtió en un murmullo que hacía mucho ruido y que sonaba hasta lógico, pues al parecer el Presidente no nos escuchaba, quizá tocando a su puerta pudiéramos hacerle entender el mensaje.

La marcha continuó su curso, era increíble ver la autopista tomada por completo llena en todos sus canales, y saber que esa marcha aun no terminaba de salir de Parque del Este. Al parecer las imágenes por los medios de comunicación, hacían que más y más personas se animaran a participar, quizá por que al saberse muchos, temían menos a ser reprimidos por la Guardia Nacional o por las hordas chavistas.

Fue así como terminamos de dirigirnos a la sede de la petrolera, fin de nuestro camino de ese día. Al llegar a la sede el clamor de dirigirnos al Palacio Presidencial era más fuerte, los minutos de silencio antes de la salida de los oradores en la tarima permitían la comunicación con el de al lado en ese momento, que aun siendo un total desconocido, le hablabas con la confianza de amistad de mil años, pues mi meta y la suya en ese momento eran exactamente las mismas. En fin era un compañero de lucha.

(Continuará …)


CADA DIA ADEMAS UN CAPITULO DEL DOCUMENTAL LA CADENA PRODUCIDO POR LA ONG CIUDADANIA ACTIVA.




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