miércoles, 23 de enero de 2008
Hoy se cumplen 50 años del 23 de Enero de 1.958, esta fecha significa para los venezolanos el comienzo de la era democrática, de la elección consecutiva de nuestros gobernantes de manera libre.
El 23 de Enero, varias facciones importantes de la sociedad venezolana, ya se habían cansado de los abusos del régimen de Pérez Jiménez, acciones como las llevadas a cabo por los estudiantes el 21 de Noviembre 1.957 que significaron el cierre de
La lucha democrática y bajo bases constitucionales fue consumiendo las bases de la dictadura del país, la unión de los partidos en una misma dirección y sólo bajo el argumento de la defensa de la legalidad llevaron al régimen a estar contra la pared y salirse de los aires de la legalidad obtenidos por la creación de una constitución a la medida.
No menos importante fue para la historia el fin del caudillismo militar, la pacificación de los cuarteles y la colocación, al fin, de los miembros de las fuerzas armadas en el sitio al cual pertenecían. Porque la lucha de independencia había dejado vicios y uno de ellos fue el militarismo exacerbado. Al parecer la idea era que si los militares son los herederos de los libertadores ellos tenían el derecho de mantener el poder y eso se rompió ese día de 1.958.
De allí hasta hoy, mucha agua ha pasado, la democracia se lleno de aciertos y desaciertos de parte de todos. La población inmadura para un sistema que no se conocía a fondo, dejó los rumbos del país en manos de pocos; mientras muchos dirigentes perpetuaron la corrupción y el despilfarro, que ya para la época era una práctica en el país.
Hoy 50 años después, hay condiciones parecidas a las de entonces, un gobierno de corte militar, con una constitución a su medida, que poco a poco le va quedando pequeña, un pueblo cansado de abusos, mentiras y traiciones, un movimiento universitario que ha llevado la batuta y que ha cohesionado a los sectores sociales y políticos.
No es ni menos mi intención llamar al derrocamiento del gobierno de turno, más sin embargo, si ver las similitudes de los momentos históricos, así como los lineamientos necesarios a nivel de lucha para conseguir los objetivos.
La lucha por la democracia debe ser democrática; los tiranos no saben de eso y, además, es su punto débil; la presión por elecciones libres establecidas en la constitución hizo que Pérez Jiménez cometiera el error de violar su propia carta magna y realizar un plesbicito que aceleró su caída.
El 2 de Diciembre luchamos con democracia y salimos ganando un juego que hirió a la revolución. El mantener ese camino, quizá nos permita tener nuestro 23 de Enero del siglo XXI, quizá no sea una rebelión como la de ese día, pues no son los mismos tiempos, pero la enseñanza si podrá dar los resultados parecidos.